miércoles, mayo 04, 2005

UN MARCO FUNCIONALISTA PARA LA COMUNICACIÓN DE MASAS


____________________Por: Patricia Ulloque Delgado

Somos conscientes que cada elemento de la sociedad desarrolla una determinada actividad en su entorno, esto es, debe cumplir necesariamente con una función. Los medios masivos, entendidos como parte integrante de la sociedad, y visualizados en ésta perspectiva como interrelacionados con otros elementos sociales, cumplirán por consiguiente una diversidad de tareas o funciones que contribuyan oportunamente a la satisfacción de las necesidades del sistema.
En los últimos años, diversos estudios han utilizado explicita o implícitamente, un marco funcionalista con la finalidad de examinar diferentes aspectos de las comunicaciones de masas. Al respecto Mario Wolf ha realizado una exhaustiva investigación donde queda expresada la necesidad de especificación y codificación de los tipos de fenómenos de la comunicación de masas que han sido, o pueden ser, aclarados por medio de la aproximación funcional .En tal sentido, es necesario especificar que un análisis funcional, se ocupa fundamentalmente de examinar aquellas consecuencias que acarrean los fenómenos sociales y que afectan al normal funcionamiento de las actividades propias de una sociedad e inciden negativamente en el proceso de adaptación de sus individuos, grupos, sistemas sociales y culturales.
Queda claro entonces, que la realidad de cada sociedad es diferente, por tanto, se constituye en un factor condicionante de las múltiples peculiaridades de la actividad comunicacional de sus funciones, pero también, de sus disfunciones. Al respecto, el sociólogo norteamericano Charles Wright, uno de los autores más representativos de la investigación funcionalista y sistematizada de la comunicación de masas, señala que en el plano social dichas funciones se ciñen básicamente al proceso de difusión de información, mientras que, con respecto a los individuos, los medios tienen la obligación de conferir status y prestigio en una escala de “representatividad social”, adquiriendo así un mayor valor para su contexto. Por otra parte, con respecto a las disfunciones, Wright, explica que son aquellos efectos indeseables desde el punto de vista del bienestar de la sociedad o de sus miembros. Es decir cuando las corrientes informativas que circulan libremente, amenazan el equilibrio y la estabilidad de la estructura social; y a nivel individual, toda vez que generan pánico y temor en lugar de motivar la vigilancia consciente. Finalmente señala que, la exposición a ingentes cantidades de información genera la disfunción narcotizante produciendo así, un estado de profundo adormecimiento de los sentidos, por lo que el sujeto pasa de una participación activa a otra pasiva, siendo esto sumamente destructivo para el volumen de información adecuado que le permitirá al individuo sentirse integrado e identificado con los hechos que acontecen en su entorno.
Hoy en día percibimos que la tecnología moderna constituye un componente necesario, pero no suficiente en la definición de la comunicación de masas, la cual es identificada también por la naturaleza de su audiencia –amplia y heterogénea- , la comunicación en sí y el mismo comunicador, por eso se requiere con urgencia que los medios de comunicación, como parte de nuestra imperante tecnología, contribuyan dinámicamente al cambio social, sintiéndose identificados con el sistema. Y aún cuando no existe unanimidad de criterios en cuanto a las funciones que estos deben cumplir, es imprescindible que actúen bajo el reflejo de principios éticos, pero sobre todo con mucha responsabilidad.